Nos queda un mundo por aprender…

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La enseñanza del discurso oral

Es la gran olvidada del sistema educativo español: ¿por qué en nuestros institutos y universidades no se enseña a los alumnos a afrontar situaciones de formalidad como entrevistas, exposiciones o discursos?

¿Qué pasó? ¿Cómo se dejó de lado esta parte más productiva de la docencia? ¿Por qué en nuestras universidades, en el último siglo, no se nos enseñó a hablar en público? ¿qué hubo de suceder para que se abandonara una actividad que venía impartida por la tradición?

Hoy se hace necesaria esa docencia que vaya de la práctica a la teoría y viceversa, lo que requiere, entre otras cosas, programas con objetivos diferentes. ¿Se imaginan ustedes a un relojero que supiera descomponer un reloj, pero que no supiera armarlo? Pues a eso creo que llevó el hecho de centrar toda la atención del estudio de la lengua española en el conocimiento de las estructuras y planos sin pensar en esa otra parte creativa, tan necesaria.

 

Esto es solo un extracto del artículo de Luis Cortes Rodriguez (Catedrático de la Lengua Española en la Universidad de Almería) para el periódico «El país» que os dejo en el siguiente enlace para que os entre la curiosidad y seáis críticos ante esta realidad, podemos ser de sobresaliente en la teoría pero si no somos capaces de ponerlo en práctica expresándonos, yo creo que es una cosa lamentable, porque en verdad nuestros esfuerzos no están recompensados.

Un saludo a mis incondicionales 🙂

 

La enseñanza del discurso oral


España, primer destino de los estudiantes Erasmus

 Las becas Erasmus batieron el curso pasado su récord histórico con cerca de 200.000 estudiantes desplazados y con España como destino preferido de entre los 31 países participantes, seguido por Francia yAlemania. Asimismo, las becas Erasmus de prácticas también aumentaron (un 50% respecto al curso anterior) con más de 30.400 estudiantes.
Por quinto año consecutivo, España se sitúa como el país más demandado por los estudiantes de intercambio. Un total de 33.200 estudiantes europeos llegaron a las aulas universitarias españolas. Entre ellos, una mayoría de italianos, franceses, alemanes y británicos. Madrid, Andalucía, Valencia y Cataluña, por este orden, son las comunidades con la acogida más numerosa y el ranking de universidades lo encabeza Granada, seguida de Valencia y la Complutense de Madrid.
La razón de los estudiantes europeos para desplazarse hasta aquí es, por lo general, el idioma, al que pueden añadirse otras como el clima, estilo de vida, etc. Muchos piensan que tener un cierto dominio de la tercera lengua del mundo otorga a sus currículum un valor adicional.

Por su parte, desde la sede española de la Comisión Europea de Educación han explicado que «Erasmus es una historia de éxitos europeos, que ofrece a los estudiantes y profesores una experiencia enriquecedora tanto profesional como personalmente”. Además, confían en que este auge continúe en los próximos años como “símbolo de unión entre países europeos”.
Bueno y ¿Cual será nuestro futuro este año?
entre tantos recortes y subidas de matriculas no se si será mejor irse a casa y seguir la «vida NI-NI» (ni estudias ni trabajas) que quedarse pasando penas tanto en un país extranjero como en el tuyo propio.

«Aconsejan echar a una maestra porque sus alumnos de 4 años ya saben sumar, restar y leer»

Los alumnos de cuatro años de la Escuela española de Escaldes-Engordany de Andorra ya saben sumar, restar, leer y casi escribir. Este extraordinario desarrollo curricular, con el que están encantados los padres, no ha gustado al inspector de Madrid que, tras visitar el colegio, ha aconsejado a la dirección que eche a la maestra porque los niños «tienen un nivel demasiado alto para una escuela pública», según informa El Periódic d’Andorra.

    La docente, que es tutora de 11 niños desde hace dos cursos,está acusada de «enseñar demasiado a los niños» e intentará defenderse de este informe desfavorable a través de sus abogados.

Las familias quieren que se quede en el centro y siga impartiendo clases a sus hijos al menos un año más. Para ello, el pasado viernes se reunieron el embajador de España en Andorra, Albert Moreno, que intentará darles una respuesta antes del mes de septiembre. Además, los padres han intentando ponerse en contacto con la directora de la escuela, aunque, de momento, no ha sido posible.

Las familias de los alumnos se basan en que la ley de educación española, aunque expone unos mínimos de enseñanza, no menciona unos máximos. Y aseguran que el nivel de exigencia de la maestra depende de los niños. «Los niños le piden más y ella se lo da», dice una de las madres. Sin embargo, sospechan que quizás todo derive de malas relaciones con la dirección.

Por el momento, han conseguido el compromiso que la profesora continúe hasta final de curso, aunque el centro le ha pedido que baje el ritmo de enseñanza, una decisión que tampoco ha gustado a las familias.

FUENTE: 20 minutos


Medio millón de alumnos más y 6.400 millones menos para educación.

Aquí os dejo un enlace sobre un tema muy controvertido y actual, que son los recortes en educación, lo hago con la intención de que os pongáis al día de lo que están haciendo «nuestros» políticos en un área tan importante como es la educación y también porque es algo que va a repercutir gravemente no solo en nuestro futuro de estudiantes sino también de profesionales. ¿Qué pensáis vosotros?

http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/04/10/actualidad/1334071416_721499.html

Para poner un poco de humor entre tantas malas noticias os dejo un video de José Mota.


¿Educación de calidad?

¿De verdad queremos todos una educación de calidad? En primer lugar, deberíamos tener en cuenta que es injusto pedir, exclusivamente, una educación, o enseñanza, pública de calidad. ¿Por qué se reclama desde ciertos sectores la calidad sólo para la educación pública? Más aún, ¿por qué se pide, de momento igualmente sólo por algunos, la desaparición de los conciertos educativos? En España tenemos, o deberíamos tener, un único sistema educativo. Un sistema único que se puede gestionar de tres formas diferentes: a través de centros de titularidad pública, mediante centros de iniciativa social acogidos al régimen de conciertos o por centros de titularidad y gestión exclusivamente privadas. El derecho a la educación, reconocido en el artículo 27 de nuestra Constitución, es el mismo para todas las familias, titulares auténticas del derecho, sea cual sea la forma de prestación que cada una de ellas legítimamente haya escogido. Pero esto algunos sectores no lo aceptan.
¿Todos queremos una enseñanza de calidad? Pues es muy sencillo: los estudiantes a estudiar, los maestros a enseñar, los directores a dirigir y controlar, las familias a ejercer sus derechos y a apoyar a los maestros y a sus escuela y los políticos a hacer buenas leyes y a hacerlas cumplir. Problema resuelto. Esto sería lo lógico en un Estado de Derecho como pretende ser el nuestro: cumplirlas leyes, respetar los derechos de todos, mejorar lo que sea necesario y no faltar a la verdad con argumentos falaces.
Los estudiantes a estudiar, decíamos. A esforzarse, a aplicarse en su trabajo, a respetar y obedecer –sí he escrito ‘obedecer’, no ha sido un error– a sus maestros y profesores. Estos conceptos pueden sonar para alguno a antiguos y trasnochados, tras decenios de una pedagogía desastrosa llena de palabra vacías e imbuida de la costumbre de pensar que cambiar sólo es nombre de las cosas es suficiente para cambiar la realidad. Esfuerzo, mérito, capacidad, trabajo, virtud, respeto, autoridad, son términos que es necesario recuperar y volver a poner en valor. Es más divertido salir a la calle a gritar, pero seguro que les será más provechoso cumplir con sus obligaciones. Además, esto último es mucho más progresista que lo contrario, pues sólo así construiremos entre todos un futuro mejor para ellos.
Antes de seguir, debo reconocer que generalizar es injusto. Por eso te pido, amable lector, que me disculpes si caigo inadvertidamente en ese error. En nuestro sistema educativo, en sus tres ámbitos de gestión, existen excelentes profesores y profesionales y sería gravemente injusto no reconocerlo. Pero sería demasiado cómodo mirar para otro lado e ignorar que hay una parte que no sólo no cumple con sus obligaciones sino que se excede gravemente en algunas cuestiones. Por ejemplo, la ideologización de la enseñanza. También entre los padres hay muchos casos de abandono absoluto de nuestras obligaciones. Y lo mismo, desgraciadamente, entre los políticos.
Con respecto a los maestros y profesores ya hemos indicado que su obligación es enseñar. Enseñar, y no adoctrinar. Enseñar, y no ‘construir el conocimiento entre todos’. Enseñar, y no limitarse a hacer promocionar automáticamente a sus alumnos, tengan el nivel que tengan. Enseñar, y no hacer ideología en las aulas. Enseñar, y respetar el derecho de los padres a que se respete la elección educativa que han hecho. Cumplir sus horarios laborales y asumir, como estamos haciendo todos, los recortes salariales que padecemos. Todo esto, como ya hemos adelantado antes, sin desmerecer a los miles de profesores que en los centros públicos, concertados o privados, se dejan la piel para, precisamente, enseñar y educar, es decir, transmitir conocimientos a sus alumnos y ayudarles a ser mejores personas y mejores ciudadanos en el futuro.
A los directores les pedíamos que ejercieran su función de gestión y control. Deben velar por la neutralidad ideológica de sus centros, especialmente en los centros públicos como ha establecido la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Deben velar porque se respeten los derechos de los alumnos y de las familias. Deben velar, escrupulosamente, porque no haya manipulación en las aulas, porque no se impartan contenidos controvertidos socialmente sin el previo consentimiento de los padres, de conformidad con lo que señalaba la primera sentencia del Tribunal Supremo sobre ‘Educación para la Ciudadanía’. Deben ejercer su autoridad ante los alumnos, los profesores y los padres.
A las familias les pedíamos compromiso con la educación de sus hijos. Esto significa tanto ejercer y reivindicar sus derechos como estar pendientes de la marcha académica de sus hijos y mantener los oportunos contactos con los maestros y profesores y con los equipos directivos de los centros, con absoluto respeto a su autoridad. Los padres no debemos renunciar a la obligación de preocuparnos por la educación de nuestros hijos. Somos los primeros responsables y no podemos renunciar.
A los políticos les exigimos que mejoren la actual legislación educativa: hay que cambiarla radicalmente, no se puede parchear. Hay que derogar el complejo LODE-LOGSE-LOE. Hay que acabar con ‘Educación para la Ciudadanía’ y no sólo transformarla. Hay que dar un tratamiento adecuado a la clase de Religión, en cumplimiento de la legislación vigente y de los acuerdos internacionales que España tiene suscritos. Hay que gestionar con la mayor eficacia posible, y con total honradez y transparencia, los fondos públicos.
Lo que de justo pudiera haber, en su caso, en las reclamaciones y reivindicaciones de los diversos colectivos y sectores en este ámbito pierde toda fuerza y razón mientras: a) se apueste por tomar las calles de forma violenta, ilegal e ilegítima; b) se mantenga la utilización de los alumnos; c) se siga tolerando, y aplaudiendo en muchos casos, la pervivencia de un marco legislativo que nos ha conducido al más estrepitoso de los fracasos, tanto en términos relativos de comparación con los países de nuestro entorno como en términos internos objetivos de fracaso escolar.
¿Queremos calidad educativa? Pues tenemos mucho trabajo que hacer, y muy poco tiempo si queremos ser eficaces. No podemos seguir perdiendo el tiempo. Es hora de cambios profundos en la educación española.
Por Vicente Morro López, vicepresidente de FCAPA-Valencia.
Articulo procedente de FEDEL (Educación y Desarrollo en Libertad) 6/Marzo/2012.