Nos queda un mundo por aprender…

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El poder de las palabras

Las palabras importan, no vale cualquier cosa, todo se puede decir de muchas maneras diferentes, pero el resultado no es el mismo. El mensaje es similar, el significado parecido, pero el impacto es diferente.

 

En esencia, los carteles son lo mismo, pero se diferencian en todo. El primer mensaje es un hecho con un poder emocional desgastado por el uso y el segundo es un sentimiento contado de una manera nueva, diferente e impactante.

No desestimes el poder de las palabras. El mensaje es importante, pero las palabras son definitivas. Las palabras funcionan como un multiplicador. Cuando das con la combinación adecuada, disparan el resultado de tu comunicación.

Espero que os haya hecho reflexionar este vídeo y que os hayáis dado cuenta de que las palabras tienen un poder mágico, son envolventes y que combinadas de distintas formas provocan reacciones diferentes. Los que lo saben las utilizan correctamente y escriben mensajes que llegan al corazón.

Un saludo desde Portugal 🙂

 


Minas Piedras

Aquí os dejo el tema que suena durante la película «Los colores de la montaña» . Presenta una gran crítica hacia las minas antipersona y tiene un gran mensaje con sentido social y emocional.

Juanes – Minas Piedras


Los colores de la montaña

 “Los colores de la montaña” trata la amistad de Manuel y Julián, dos niños que viven en una vereda de Antioquia que está en medio de la guerrilla y los paramilitares, pero ausente del ejército. Los dos chicos son víctimas del conflicto cuando el balón de fútbol con el que juegan queda atrapado en un campo minadoy sus padres les prohíben rescatarlo. Valiéndose de varios recursos, inclusive de la inocencia de otro amigo (‘Poca luz’), Manuel y Julián intentan a toda costa volver a tener en sus manos el balón.

Del director Carlos César Arbeláez propone al espectador una visión tierna y delicada de las montañas colombianas. Es la perspectiva de los niños, de mirada iluminada y llena de esperanza. Dice Arbeláez, que los niños traen automáticamente la poesía. Precisamente eso es lo que los espectadores encuentran en esta película, que está llena de imágenes poéticas.

Los colores de las montañas colombianas son en verdad poéticos e iluminados. El verde está por todas partes, roto solamente por algunas casas campesinas, por los caminos del campo y por los muros de la escuela, pintados con absurdas consignas guerreras.

Una joven maestra de la escuela acaba de llegar a la vereda La Pradera y quiere romper el feo hechizo de la violencia con los colores de la montaña. Se inspira en Manuel, un niño que hace dibujos en sus cuadernos. Va al pueblo, compra brochas y pinturas. En una orgía de colores y de ilusiones, es la mirada iluminada de los niños que se refleja en arte poderoso, que ha de trascender los espacios y provocar a las mentes.

Eso no sucede en la película. Es más poderosa la brutalidad violenta que la colorida inocencia. La maestra renuncia, se aleja llorando y los niños se vuelven testigos de la muerte de sus padres. Pero la película va dejando huella. Arbeláez ha hecho un aporte significativo al cine nacional, plagado de lenguaje obsceno, de violencia y de malicia, adornándolo con poesía.

En medio de las historias, el balón es el hilo conductor. Un objeto que simboliza el amor de los padres, el orgullo y la capacidad de servicio de Manuel, la envidia admirada de los compañeros, la unión y la desunión del grupo. Con maestría, Arbeláez lo asocia con los campos minados de Colombia, sembrados de minas «quiebrapatas» por pretendidos ejércitos del pueblo. El director y guionista convierte al balón, perdido en medio de un campo minado, en símbolo de valentía, de sagacidad, de creatividad y de impotencia, y con ello construye poderosas metáforas: un niño hará hasta lo imposible por jugar, por vivir, por buscar su autoestima, aunque en ello le vaya arriesgar su propia vida.

Este director es un maestro de los símbolos. Las gafas del niño albino Poca Luz son la imagen de la ternura y de la dependencia, de la frágil modernidad que se acerca y que se aleja de los campos montañeros. La cancha de fútbol y su portería son representaciones de la felicidad y triunfo infantiles, donde se ganan y se pierden épicas batalla, donde se aprende la estrategia. El campo minado es el símbolo del atropello de los adultos contra la inocencia y el futuro de los niños, especialmente si los violentos se atreven a minar los alrededores de la cancha de una escuela campesina. Los lápices de colores son los regalos de amor, las llaves que abren los sueños infantiles.

Los colores de la montaña, la película
Pienso que es una película que conviene ver y degustar, no solamente para aproximarse a las complejas realidades colombianas, sino a las complejidades mismas del alma humana, para recuperar como espectadores esas miradas iluminadas de niño, que ve los colores de la montaña y se atreve a pintarlos sobre las huellas de la violencia.

Aquí os dejo el trailer de la película para animaros a verla 🙂



«Ni uno menos»

«Ni uno menos» del director Zhang Yimou, 1999. (China)

Os propongo una película muy interesante sobre una niña de trece años, Wei Minzhi (actriz no profesional), que vive en un pueblo de las montañas y que se ve obligada por orden del alcalde a sustituir durante un mes a su maestro. Éste le deja cada día un trozo de tiza y le promete dar 10 yuan (dinero chino) si consigue que ningún estudiante abandone la escuela. Sin embargo, el revoltoso Zhang Huike, abandona la clase para ir a la ciudad en busca de trabajo, y la abnegada Minzhi tendrá que ingeniárselas para que regrese a la escuela. Zhang Yimou retrata la realidad de una escuela rural china y dibuja la fuerza y el carácter de una niña decidida a no dejarse comer por su entorno.

A lo largo de toda la película se puede encontrar una crítica a la educación y además, ésta acaba con unos rótulos que avisan que en China, a lo largo de cada año, el absentismo escolar por problemas económicos de las familias alcanza a más de un millón de niños.     Ni uno menos (de ahí el título) reivindica la importancia de la escolarización infantil. Pero no la escuela por ella misma: la educación debe estar unida a la misma vida y ésta debe ser la mejor escuela. La motivación de adquirir conocimientos, saber y cultura, debe nacer de las misma necesidades de la vida. Así, se nos muestra como los niños y la maestra obvian los deberes puntuales escolares: copiar largos textos de la pizarra, cantar los propagandísticos y triunfales cantos patrióticos que contradicen la dura realidad de la vida. La necesidad es lo que da sentido y motivación a la enseñanza: los niños aprenden matemáticas para saber cuánto dinero tienen que recoger para sufragar el viaje de la maestra a la ciudad o se llenan de feliz satisfacción al poder plasmar con la escritura lo que sienten al escribir con tiza de colores sus pensamientos en la pizarra. Con todo esto, os animo a que veáis la película, no solo por su valor temático, sino porque  también es ganadora del León de Oro como mejor película en el Festival Internacional de Cine de Venecia de 1999 y del Gallo de Oro en China entre otros premios importantes.


NO creo en la Escuela Tradicional, pero SI en la Educación.


Educadamente Libre.

       Este documental realizado por Beatriz Zorraquín Sanjuan me ha llamado bastante la atención y he considerado oportuno compartirlo con vosotros para que conozcáis las experiencias vividas por estos ex-alumnos.  No solo expresan los detalles más agradables y menos desagradables  de su época escolar (profesores, grupos de iguales, actividades, etc) sino que también  aportan ideas desde su opinión necesarias para la educación actual desde la experiencia como antiguos alumnos. 

Algunas personas en el video muestran alegría pero otros sin embargo reflejan rencor y  tristeza, y es que «a edades determinadas, las experiencias vividas influyen decisivamente», porque ¿ quién no se acuerda de aquella profesora que hiciera lo que hiciera siempre tenía su nombre en la boca o simplemente de aquel niño que día tras día se metía contigo por ser de tal o cual forma? Estas y muchas otras cosas más, hacen que como se muestra en el video, «guardemos o no una silla a nuestros hijos en nuestro antiguo colegio». Y tu ¿qué piensas?